Narra Adam
Ya
Ema se había ido con Alan —quien
por cierto estaba muy extraño e insoportable desde que Em había regresado— a la tal reunión esa.
Yo,
por otro lado, tenía que ir al pueblo a comprar unas cosas que me había
encargado mamá en la mañana. Conduje hasta Forks tomándome mi tiempo, ni
siquiera logré rebasar los cien kilómetros por hora.
Aprecié
el paisaje por la ventanilla. Todo estaba tan tranquilo ahora que ya no había
por ahí vampiros sádicos que querían acabar con los Cullen y tampoco lobos
rebeldes corriendo en los alrededores. Las criaturas sobrenaturales que vivían
cerca habían recuperado su anonimato. Forks volvía a ser aburrido, lluvioso y
monótono como antes.
Llegué
a la tienda y me estacione en uno de tantos lugares vacíos. Bajé del coche y me
dirigí hasta la entrada con pesadez. Después de recorrer unos cuantos pasillos
y coger algunas cosas, avancé hasta la caja registradora —donde estaba una chica morena que no paraba de mirarme— y pague la cuenta.
Cargue
las bolsas en un solo brazo mientras que con el otro sujetaba las llaves,
dispuesto a salir de ahí lo más rápido posible. Apenas había cruzado la mitad
del estacionamiento cuando me encontré a tres integrantes de la muy mencionada
familia Cullen.
—Pero miren quien está aquí, el nuevo perro. Yo pensé que tu estúpido amo
no te dejaba salir —dijo la rubia con malicia.
Si no me equivocaba era Rosalie.
—No, él no es. No huele mal —dijo el que estaba a su lado. Tenía una cara de malo. Él era Jasper
definitivamente.
Me
sabía sus nombres. Todos se sabían sus nombres aunque jamás hicieran uso de
ellos, en la Push preferían referirse a ellos con sobrenombres como
chupasangres, sanguijuela, etc.
—Ah, ya. Él es el chico que no recibió los genes. Claro, uno de los
gemelos —dijo la más baja de los
tres. Alice.
—¿Pueden dejar de hablar de mi? ¡Sigo aquí! —dije un poco molesto.
—Disculpa, es que tu clon me cae malísimo. Bueno, aunque no paso a
ninguno de los perros de esas manadas. Empezando por el Dog mayor: Jacob —dijo la rubia pasándose la mano por el cabello.
—¡Rosalie! —la regaño Alice.
—¿Conocen a Alan? —pregunte
confundido.
—Sí, Edward estaba ayudando a Jake con el problema de ustedes dos.
Carlisle nos contó y nos presentó a tu hermano —aseguró Alice.
No
pude más que asentir fingiendo que no tenía interés en el tema.
—¿Y cómo están los chicos? —preguntó
siendo amable.
—Mmm... Este… Bien, supongo —conteste inseguro—,
Apenas y les veo, eso de vivir en la Push y no ser lobo influye en las
relaciones sociales. Es duro para mí. Más tomando en cuenta que tengo un
hermano que me lo recuerda a cada rato.
—Ah, lo siento de nuevo —dijo
Alice—. Carlisle buscó a ver si
había una explicación a eso que les pasa, pero no tuvo mucha suerte. Supongo
que oler mal no está en tus genes- añadió intentado hacerme sentir mejor.
Esto
era raro, me sentía raro. Nunca había hablado con los Cullen directamente. Eran
muy agradables —excepto el rubio que daba
miedo—, En la reserva todos eran
tan pesados con ellos, ahora no podía entender por qué.
—“¡Qué estúpido, Adam!” —casi pude escuchar la voz
de Alan, casi.
Ellos
eran sus enemigos por naturaleza. Eran vampiros.
—¿Y tu hermano? —preguntó
Alice.
Y
aquí vamos de nuevo: Alan, Alan, Alan.
—No sé, ni me importa. Aunque me imagino que debe estar con la “manada” —dije haciendo las comillas en el aire.
—Oh, ya veo. No se llevan bien —se le salieron las palabras de la boca—, Discúlpame, soy una entrometida.
—Tranquila, todos se dan cuenta y yo solo verifico. Además últimamente no
se lo cuento a nadie —le
podía contar a Ema, ella siempre se daba cuenta de todo. Pero cuando estaba con
ella el tiempo era muy valioso como para desperdiciarlo con mis problemas—. Mmm… ¿qué si nos llevamos bien? ¿Qué creen ustedes? Es un bruto,
arrogante e infantil —dije
sin arrepentirme.
—Oye, tú me caes mejor —dijo
Rosalie riéndose con Jasper y Alice.
Me les uní, pero un momento después algo interrumpió nuestras risas en seco.
—¡Cuidado! —gritó Jasper quitándome
cuando algo se me venía encima muy rápidamente. Ni siquiera había alcanzado a
tocarme, aunque terminé barriendo el suelo.
Levanté
la vista y pude visualizar a un gigante
lobo negro frente a mí, era tan grande que me cubría por completo a la vista de
los demás. Jasper saltó y se colocó delante de mí, mientras que Rosalie y Alice
se posicionaban a mis costados. Estaban protegiéndome.
—¿Qué pasa? —murmuré extrañado al tiempo
que me levantaba del suelo—.
Sólo es Alan —aseguré acercándome al distinguir
las terminaciones azul eléctrico del pelaje del animal
—No lo hagas, está furioso puedo sentirlo —me indicó Jasper.
—Pero…
—Vamos al bosque —dijo
Jasper—. Hay gente por aquí, lo
pueden ver.
—No, no vallas —Alice
me estaba agarrando mientras las palabras salían a borbotones de su boca—. Te he visto desaparecer. Te puede matar —Alice se notaba demasiado insistente y eso provocó que el miedo se apoderará de mi al instante.
—Ya arreglo esto —susurró
Jasper entrando al bosque haciendo al lobo retroceder. Les seguí en silencio
con Alice todavía prendida a mi chaqueta y Rosalie cubriéndome el lado derecho.
Alan
estaba completamente loco. Ya otras veces se me había lanzado encima de esa
manera ¿Qué le pasaba? ¿Por qué quería matarme esta vez? Y lo más extraño de
todo: ¿Por qué los Cullen se lo estaban impidiendo?
Cuando
nos adentramos en el bosque me di cuenta de que no había un solo lobo, eran
dos. El otro era de un color beige y no era tan alto.
El
miedo que sentía fue reemplazado por la calma y tranquilidad: Jasper.
Todo
se sumió en un silencio algo extraño, ya que no podíamos comunicarnos. La
tensión era tan densa que podía sentirse en el aire.
El
lobo pequeño me miraba todo el tiempo, parecía tan alterado como Alan, pero de
una forma diferente. Después de estudiarlo por otro segundo descubrí que estaba
igual de aterrado que yo.
—Solo les recuerdo que no podemos leerles el pensamiento... —dijo Rosalie cansada de esperar a que algo pasara.
Silencio
de nuevo. En los ojos de Alan podía ver enojo, rabia y... ¿Decepción? El lobo
pequeño se acercó y los Cullen se
tensaron en posición de ataque. Al lobito no le importó. Ni siquiera se inmutó
al ver a Jasper gruñirle, solo mordió a Alan levemente para empezarlo a jalar
hacia atrás.
—“Intenta hacerlo retroceder” —pensé
En
uno de sus esfuerzos, hicimos contacto visual. Era Ema. Tenía que ser ella, con
solo ver sus ojos podía saberlo con seguridad. Solo ella tenía esos ojos
profundos y hermosos.
Aun
así pregunté:
—¿Ema?
Eso
fue la gota que derramó el vaso para mi hermano, quién me derribo al suelo
dejando caer todo su peso sobre mi pecho, dejándome sin aire en un instante.
Los Cullen entraron en acción un segundo después y me lo quitaron de encima sin
problema.
Sin
embargo, en ese mísero segundo, Alan había logrado encajarme las garras en lo
profundo de mi pecho, donde ahora yacía una herida abierta de lado a lado.
Me quejé de dolor.
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Hey mundo, lectores viejitos y nuevitos! Bueno, aquí estamos de nuevo con otro capítulo y esperamos que les guste y así! Jajajaja Somos malas, juntamos dos para que quedara más intrigoso!!
Un beso, cuidense y que pasen buen fin de semana.
Atte.
Team A&A
Hey mundo, lectores viejitos y nuevitos! Bueno, aquí estamos de nuevo con otro capítulo y esperamos que les guste y así! Jajajaja Somos malas, juntamos dos para que quedara más intrigoso!!
Un beso, cuidense y que pasen buen fin de semana.
Atte.
Team A&A